De la crisis de la Restauración a la Guerra Civil

 

Arco temporal y contexto histórico flecha

La crisis de la Restauración flecha

  • Los intentos regeneracionistas dentro del sistema de la Restauración
  • Los partidos fuera del sistema de la Restauración
  • La ruptura del bipartidismo
  • La crisis de 1917 y el camino hacia la Dictadura de Primo de Rivera
  • El problema de Marruecos

Población, economía y sociedad flecha

La Segunda República flecha

  • Los primeros meses de la República
  • El bienio de las reformas
  • La oposición al gobierno de Azaña
  • El bienio derechista
  • La Revolución de Octubre de 1934
  • El final del bienio derechista
  • El Frente Popular

La Guerra Civil       flecha

  • La conspiración antirrepublicana y el golpe de estado
  • Las operaciones militares
  • La España rebelde durante la guerra
  • Los estragos de la guerra
  • La difícil reconciliación

 

De la crisis de la Restauración a la Guerra Civil

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Arco temporal:

1902- 1939

Contexto histórico:

Europa vive en los primeros años del siglo XX, lo que se va a conocer como “belle époque”, donde el gusto por la vida y la sensación de seguridad sobre la fuerza y el destino de Europa, no preveían los años de guerra y dificultades que llegarían.

El estallido de la I Guerra Mundial, dividiría a Europa entre los imperios centrales (Alemania y Austria-Hungría) y los aliados (Francia, Reino Unido y Rusia) a los que seguirían el resto de países, salvo algunos como España, que permanecerían neutrales; Estados Unidos entraría en la contienda a favor de los aliados en 1917.

La guerra entre 1914 y 1918, destrozaría al continente, económica y humanamente; caerían los viejos imperios y surgirían nuevos estados como Polonia, Hungría, Checoslovaquia y Yugoslavia; Estados Unidos surgiría como nueva potencia mundial y en Rusia, el triunfo de la Revolución comunista, haría surgir un nuevo modelo de sociedad, alternativo al capitalismo; se crearía la Sociedad de Naciones para garantizar la paz y evitar un nuevo conflicto bélico.

La recuperación de los años 20, sería efímera, y en 1929 estallaría una de las crisis económicas más profundas de la historia contemporánea: el crack de la Bolsa de Nueva Cork que repercutiría en toda Europa y que favorecería el ascenso de los regímenes totalitarios como el fascismo de Mussolini y el nazismo de Hitler. Estos regímenes pactarían alianzas de colaboración como el que daría lugar al Eje Berlín-Roma en 1936 y que sentaría las bases de la expansión militar alemana, con la invasión de Austria en 1938 y los Sudetes y en 1939 Polonia, causa última del estallido de la II Guerra Mundial.

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La crisis de la Restauración

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Los intentos regeneracionistas dentro del sistema de la Restauración.

Alfonso XIII, accede al trono en 1902 con 16 años, sustituyendo a Cristina de Habsburgo, la Reina Regente. La crisis del 98, hacía suponer que el rey encabezaría una política de carácter regeneracionista que pasara por una profunda transformación política, social, económica e intelectual. Sin embargo, la actuación política de Alfonso XIII, se alejó de estos planteamientos, pudiendo destacarse dos grandes rasgos:

  • una intervención constante en la vida política, manejando la alternancia de los partidos en las llamadas “crisis orientales” (por el Palacio de Oriente donde vivía el monarca) y provocando un problema ante la falta de liderazgo político
  • una relación muy estrecha del monarca, en su condición de jefe del ejército, con los mandos militares que dejó en segundo término el poder civil

Aún así, durante los diez primeros años del reinado de Alfonso XIII, se sucedieron los intentos regeneracionistas tanto desde el partido conservador como del liberal, representados en sus jefes de filas: Antonio Maura y José Canalejas.

Antonio Maura que fue uno de los principales políticos de principios de siglo, intentó “una revolución desde arriba para que no nos la hagan desde abajo”. Como primer ministro desde 1904 hasta 1909, afrontó una serie de acciones para transformar el sistema político; como más destacadas podemos señalar:

  • la promulgación en 1907 de una Ley Electoral que intentaba luchar contra el fraude electoral con medidas como el sufragio obligatorio o el análisis por el Tribunal Supremo de las llamadas “actas graves o sucias”, pero los resultados no fueron satisfactorios
  • la promulgación en 1907 de la Ley de Administración Local para dar mayor autonomía al poder local y luchar contra el excesivo centralismo que perjudicaba la agilidad en la toma de decisiones

Sin embargo, los intentos reformadores de Maura, se verían cortados por los sucesos de la Semana Trágica de Barcelona en el verano de 1909, que comenzó con un levantamiento popular para impedir que se embarcaran tropas con destino a la guerra de Marruecos y que degeneraría en gravísimos sucesos (quema de iglesias, saqueos…) La posterior represión hizo que la figura de Maura, cayera en descrédito, especialmente tras el fusilamiento de Francisco Ferrer, director de la Escuela Moderna (vinculada con la Institución de Libre Enseñanza) que desató una campaña nacional e internacional contra el líder conservador que se vio obligado a dimitir.

Tras el breve paso del liberal Moret, por la Presidencia de Gobierno, llegaría al poder José Canalejas, que ocuparía la presidencia entre 1910 y 1912. El gobierno de Canalejas, pasaría por una política de clara raíz izquierdista, que tendría como puntos importantes:

  • un papel activo en materia social y laboral que regulaba la jornada laboral y el trabajo de mujeres y niños
  • la prestación de la Seguridad Social por parte del Estado
  • el cobro de impuestos a los más ricos
  • la obligatoriedad del servicio militar y la desaparición del pago de sustitución
  • una secularización de la vida política, mediante la separación efectiva de Iglesia y Estado, y la aprobación de la llamada Ley del Candado en 1910, que pretendía limitar la presencia de órdenes religiosas en España

Su política no satisfizo por supuesto a los sectores conservadores, pero tampoco a los sectores más radicales que pedían unas reformas más amplias. El proyecto de Canalejas, se truncaría de forma trágica, al ser asesinado en 1912 por un anarquista en la Puerta del Sol.

Los partidos fuera del sistema de la Restauración.

Dos partidos, de carácter republicano, concentrarán todo el protagonismo: el Partido Radical y el Partido Reformista.

  • el Partido Radical fue fundado por Alejandro Lerroux en 1908 con un carácter populista (sus comienzos están entre la clase obrera de Barcelona) y anticlerical y era la apuesta por la creación de un partido de masas
  • el Partido Reformista fue fundado en 1912 por Melquíades Álvarez y era una versión moderada del republicanismo, lo que le llevó a colaborar en algunas ocasiones con la monarquía, en un intento de regeneración democrática. Tendría una fuerte implantación en Asturias

Los republicanos trataron de incorporar al juego político al sector obrero, representado por el PSOE de Pablo Iglesias. A este objetivo respondió la Conjunción Republicano-Socialista de 1909, que permitió que en las elecciones de 1910, Pablo Iglesias obtuviese acta de diputado, lo que orientaría al PSOE hacia el encuadramiento político de las masas obreras.

La ruptura del bipartidismo.

Tras la muerte de Canalejas, se produce el fin del bipartidismo ya que tanto conservadores como liberales, fueron incapaces de reunirse en torno a un líder y se abrieron numerosas tendencias; además ambos partidos fueron incapaces de adaptarse a la sociedad de masas que surgía y donde la opinión pública era fundamental.

El Partido Conservador, acabó confiando su jefatura a Eduardo Dato, acudiendo a Maura sólo en situaciones de emergencia.

El partido liberal se dividió también entre dos líderes, el conde de Romanotes y Manuel García Prieto, pero fruto de las disputas internas, irían apareciendo otras figuras como Santiago Alba o Niceto Alcalá Zamora.

En este panorama político, la inestabilidad de los gobiernos fue total (entre 1914 y 1923 se celebrarían seis elecciones generales) que desembocarían muchas veces en gobiernos de concentración. Esta situación explica la crisis de 1917.

La crisis de 1917 y el camino hacia la Dictadura de Primo de Rivera.

En el verano de 1917, confluyeron tres conflictos: militar, político y social.

El conflicto militar vino dado por el enfrentamiento entre los militares “africanos” y los “peninsulares”. Mientras los primeros, jóvenes y sin cargas familiares, ascendían en el conflicto de Marruecos, los segundos, veían como eran eludidos en el escalafón y estaban peor pagados, con una situación personal más compleja. Este descontento cristalizaría en las Juntas Militares de Defensa que solicitaron mejoras presupuestarias para el Ejército y la convocatoria de unas Cortes Constituyentes.

El conflicto político vino dado por los diputados catalanes (nacionalistas, republicanos y socialistas) que exigían la formación de un gobierno provisional y la convocatoria de Cortes Constituyentes que evitaran un estallido revolucionario.

El social vino dado por el descontento de las clases trabajadoras que exigían una mejora salarial, dada la situación en alza de la industria española gracias al parón de la europea debido a la I Guerra Mundial. Ante la negativa de los patronos, el 13 de Agosto, la UGT convocó una huelga general que tendría éxito en las principales capitales y centros fabriles (Madrid, Barcelona, Asturias y País Vasco). El gobierno recurriría al Ejército que desencadenó una dura represión con más de un centenar de muertos y el encarcelamiento de los miembros del comité de huelga, entre los que se hallaban los socialistas Besteiro y Largo Caballero, condenados a cadena perpetua, aunque recuperarían la libertad en 1918 por una amnistía.

El balance de la crisis fue el aumento de la participación del ejército en la política, la ruptura del sistema del turno político y la radicalización de la clase trabajadora que había sido la más perjudicada en la crisis.

Entre 1917 y 1923 hubo trece crisis de gobierno totales, además de muchas parciales. Los gobiernos se sucedían: de concentración (alianza de distintas fuerzas), nacionales (conservadores) de coalición (dominados por los conservadores)… Y también los Presidentes de Gobierno: Romanones, Maura, Dato (asesinado en 1921) o García Prieto.

Primo de Rivera, llegó al poder en septiembre de 1923, tras un pronunciamiento militar, no combatido por el Gobierno de García Prieto, aceptado por el rey y saludado con alivio por parte de la opinión pública española.

La dictadura de Primo de Rivera.

La Dictadura de Primo de Rivera, tendría dos fases, el Directorio Militar y el Directorio Civil.

El Directorio Militar era un órgano asesor, porque Primo de Rivera concentró en su figura toda la capacidad ejecutiva y la relación con el Rey. En el manifiesto que Primo de Rivera dirigió al país tras derrocar al Gobierno Constitucional, decía que tendría un carácter provisional, pero su nombramiento como Presidente de Gobierno, alejó la idea de que era una solución temporal. Las principales actuaciones del Directorio Militar fueron las siguientes:

  • los gobernadores civiles fueron sustituidos por personal militar con amplias competencias
  • se disolvieron las Diputaciones y los Ayuntamientos, base del poder provincial y local, y se crearon Juntas Municipales controladas por los mayores contribuyentes de cada provincia, con unos Estatutos cuyo objetivo era la regeneración de la vida local, luchando contra el caciquismo, pero que acabó ejerciendo un control absoluto sobre la misma
  • se mantuvo durante meses el “estado de guerra”, coartando las libertades individuales
  • adoptó medidas represivas contra organizaciones obreras
  • adoptó una política restrictiva contra las lenguas ligadas a los nacionalismos y el uso de símbolos de los mismos

En 1925, el Directorio Militar fue sustituido por uno Civil, para institucionalizar el régimen. Esta segunda fase de la Dictadura pasó por los siguientes aspectos:

  • potenció la presencia de un partido único, la Unión Patriótica, extendido por toda España gracias a los gobernadores civiles
  • en 1927 se creó la Asamblea Nacional Consultiva, una Cámara legislativa formada por representantes de cierto peso económico o de distintas actividades profesionales. Era una Asamblea consultiva y sometida al Gobierno que abordó un proyecto de Constitución que no llegó a ser promulgada
  • iban a adquirir un peso importante dentro de la élite política, los militares, los miembros de la burocracia administrativa y los sectores más conservadores (mauristas, católicos…)
  • una política económica basada en el intervencionismo estatal y el nacionalismo económico, que pasó por los siguientes aspectos:
    1. creación en 1928 de un Ministerio de Economía Nacional
    2. fomento de las obras públicas, con concesiones a las compañías que explotaban el tráfico ferroviario, la mejora del trazado de carreteras nacionales (7000 kms) y algunas locales y la construcción de nuevas vías, y también la atención a los ríos para aprovechamiento agrícola e hidroeléctrico con la creación de las Confederaciones Hidrográficas
    3. concesión de monopolios para ciertos productos, que daría lugar a la creación de la Compañía Telefónica en 1924 o CAMPSA en 1927
  • una política social con la creación de una Organización Corporativa Nacional que pretendía integrar a patronos y obreros, con el Estado como garante para evitar la conflictividad obrera. Dentro de esta política se integró en 1926 el Código del Trabajo. Un aspecto importante para el éxito de la política social, fue la colaboración entre el régimen de Primo de Rivera y la UGT, que como única salida al control social de la Dictadura, vio la participación en diversos órganos; esta colaboración le daría después problemas al sindicato de trabajadores

A partir de 1928, la Dictadura entró en crisis con un enfriamiento en las relaciones con el Rey y el distanciamiento del ejército y de las organizaciones patronales y obreras.

Varios factores contribuyeron a la caída de la Dictadura; como más importantes podemos señalar:

  • los partidos tradicionales querían volver al régimen de la Constitución de 1876
  • la dictadura enfrentó a los militares africanistas y peninsulares por temas de promoción en el escalafón
  • el nacionalismo catalán resurgió con nuevas figuras como Francesc Maciá
  • los sectores intelectuales, que siguiendo a Miguel de Unamuno, se comenzaban a manifestar contra la Dictadura, apoyaron las protestas universitarias de 1929, por razón del intento del gobierno de favorecer a centros privado; la FUE (Federación Universitaria Española) organizó la huelga estudiantil que tuvo por parte del gobierno como reacción, el cierre de las Universidades de Madrid y Barcelona
  • la oposición de las fuerzas de izquierda
  • la depreciación de la peseta tras la crisis de 1929

En Enero de 1930, Primo de Rivera presentó su dimisión al Rey que este aceptó de forma inmediata. Pero la Monarquía también estaba tocada por diversas razones, entre ellas el apoyo de Alfonso XIII a la Dictadura. El monarca intento regresar al sistema de la Restauración y encargó (sin éxito) el proceso a dos gobiernos presididos por militares, Berenguer y Aznar.

A partir de ese momento, el republicanismo experimentó un crecimiento enorme. El 17 de Agosto de 1930, se suscribe el Pacto de San Sebastián entre los partidos antimonárquicos. Fue promovido por Niceto Alcalá-Zamora y Miguel Maura y donde enviaron representantes prácticamente todas las corrientes republicanas. En esta reunión se constituyó un comité revolucionario, presidido por Alcalá-Zamora. Este comité estaba en contacto permanente con un grupo de militares con el que estudió un pronunciamiento militar para traer la República, que finalmente quedó previsto para el 15 de diciembre de 1930; sin embargo, el capitán Fermín Galán se adelantó al 12 de diciembre, lo que provocó el fracaso del pronunciamiento y el fusilamiento de Galán y del también capitán Ángel García Hernández, hechos que se conocen como Sublevación de Jaca

Las elecciones municipales de abril de 1931, surgen como un verdadero plebiscito en torno al dilema monarquía o república. Las ciudades van a apoyar masivamente a las candidaturas republicanas. Alfonso XIII, sintiéndose desautorizado, renuncia a la Corona en un discurso dirigido a la ciudadanía española y parte al exilio. Un gobierno provisional se hace cargo del país y el 14 de Abril, en medio del entusiasmo popular, se proclama la II República española.

El problema de Marruecos.

La presencia de España en Marruecos fue un hecho clave en la historia de nuestro país en el primer tercio del siglo XX. Tras las pérdidas de las colonias americanas, la presencia colonial en África era bien vista por el ejército, la monarquía y los sectores conservadores, pero nunca aceptada por las fuerzas de izquierda y las clases populares que no comprendían ni los gastos materiales ni las pérdidas humanas, como lo demostró el estallido de la Semana Trágica de Barcelona.

La ocupación española (compartida con Francia) era una estrecha franja territorial en el Norte, cerca de Ceuta y Melilla. Esa ocupación iba a encontrar fuerte resistencia en las tribus del Rif, que se convirtió en un foco de guerra permanente desde 1909 hasta 1927.

La fase más intensa del conflicto se desarrolló a partir de 1920, especialmente cuando España decide ocupar la región de la Yebala y el Rif, controlados respectivamente por un líder local, El Raisuni y un jefe rifeño, Abd el Krim.

En esta serie de operaciones, se encuadraría el Desastre de Annual, en julio de 1921, cuando las tropas rifeñas asaltaron la ciudadela donde se habían refugiado las tropas españolas, que ya habían sufrido cuantiosas pérdidas humanas y se produce una masacre entre los supervivientes. El importante número de bajas (más de doce mil muertos) la presencia de un periodista gráfico entre las tropas que llegaron (demasiado tarde) en ayuda de Annual y que reflejó el desastre, hizo que estallara el escándalo en la Península y desde los sectores más progresistas, se pidieran responsabilidades políticas. El gobierno acordó una comisión de investigación, que iba a dar lugar al Informe Picasso, donde se acusaba de negligencia a altos mandos militares, corrupción y apropiación sobre los fondos destinados a la guerra, actuaciones indebidas y una larga lista de irregularidades. La llegada de la Dictadura de Primo de Rivera en 1923, paralizaría la investigación parlamentaria que iba a comenzar.

En 1924, Primo de Rivera asumiría el cargo de Alto Comisario de Marruecos y aceptó una alianza con Francia que propiciaría el llamado Desembarco de Alhucemas en septiembre de 1925, logrando derrotar a Abd el Krim, que se entregaría a Francia en 1926.

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Población, economía y sociedad

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La evolución de la población, a partir de 1900, se caracterizó por el descenso de la mortalidad y de la natalidad.

En el caso de la mortalidad, destacó sobre todo el descenso de la infantil y la de carácter epidémico, incrementándose la esperanza de vida que entre 1900 y 1930 pasó de 32 a 48 años en los varones y de 36 a 52 en las mujeres. En el descenso de la mortalidad que pasó del 29% a principios de siglo a 16% en 1935, influyó la implantación de vacunas y la mejora de la dieta alimenticia.

En el caso de la natalidad el descenso se inició entre 1900 y 1920 y se incrementó en los años siguientes hasta 1936, fruto de las inseguridades sociales y políticas.

Estos años fueron intensos en cuanto a la movilidad de la población, tanto en migraciones internas como hacia el exterior. Las migraciones internas lo fueron del campo a la ciudad y desde las regiones del interior hacia los núcleos industriales de Cataluña, Asturias y el País Vasco. Las externas se dirigieron hacia Iberoamérica desde Asturias, Galicia y Canarias, principalmente.

Asimismo la población urbana española iba a aumentar de forma notable y crecerían las principales ciudades como Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla y Málaga, experimentando un aumento significativo, las capitales de provincia que tuvieron cambios urbanísticos de mejora y ampliación (ensanches).

A principios del XX, el 65% de la población era analfabeta, con un mayor grado entre las mujeres, las zonas rurales y las clases populares; la población más alfabetizada se situaba en Madrid y el Norte, excepto Galicia. En 1900 se creó el Ministerio de Instrucción Pública y se convirtió en funcionarios a los maestros, incrementando el número de escuelas y profesores, que alcanzará su mayor nivel durante la II República. La modernización científica fue más lenta, aunque la creación de la Junta de Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas en 1907, presidida por Santiago Ramón y Cajal, impulsó una red de centros de investigación.

Prensa, radio y cine generarán una industria cultural importante, especialmente la prensa como instrumento de divulgación social y política. En los sectores populares, los Ateneos Obreros y las Casas del Pueblo, se erigirán como centros de difusión cultural. Los cafés, los teatros y los casinos, serán los puntos de reunión para las distintas clases sociales de la época. Los toros y el deporte (especialmente el fútbol) serán el emblema de un nuevo concepto que poco a poco surgirá, incluso entre las clases trabajadoras.

La agricultura mantendría su peso específico en la economía española, aumentando el uso del suelo en relación a tres elementos: ampliación de superficie cultivable, progresiva eliminación del barbecho e incremento de los rendimientos. Asimismo se diversificó la producción y a la tradicional de trigo, aceite y vino, se agregaron cítricos, leguminosas y plantas forrajeras. La ganadería, adquirió gran importancia en especial en las regiones del norte que se especializaron en la producción de carne y leche.

El desarrollo del campo, vendría dado por una cierta mecanización, la difusión de nuevos aperos (como el arado de vertedera), el empleo de fertilizantes químicos y el uso de nuevas simientes y razas ganaderas. De todas formas hay que señalar que España estaba a años de retraso respecto de otros países de Europa y no fueron uniformes en todo el territorio, por diversas causas pero entre las que se podía señalar por la falta de terrenos aptos y la mala gestión de los latifundios extremeños y andaluces.

La industria, comparada con la Europa occidental, tuvo un relativo atraso por el escaso mercado interior y las políticas proteccionistas. Podemos destacar los siguientes sectores:

  • la industria textil catalana se convirtió en el principal eje de la economía de la región, por su capacidad de gestión fabril, la rápida mecanización y la convivencia con los pequeños talleres. Monopolizó el mercado español gracias a las redes de distribución y a la figura del viajante, pero no supo mantener un mercado exterior por sus niveles de baja competencia
  • la industria siderúrgica tuvo sus inicios a finales del XIX en Asturias, apoyándose en el carbón de las cuencas de Langreo y Mieres, pero sería la siderurgia vizcaína la que destacaría gracias a varios factores: la existencia de una burguesía vinculada con la exportación del mineral de hierro, el intercambio de hierro vizcaíno por coque inglés y la favorable política arancelaria. Todo ello favoreció la creación de Altos Hornos de Vizcaya en 1902 y una red de empresas de construcción mecánica y naval, concentradas en la ría de Bilbao
  • otras industrias fueron la química, la de fabricación de papel, la cementera y la automovilística con la fundación de la Hispano-Suiza en 1904, de donde salieron los primeros automóviles españoles, así como motores para barcos y aviones
  • la industria del carbón tendría importancia en la cuenca asturiana, muy mediatizada por las dificultades de la extracción y comercialización y por la fragmentación empresarial
  • la difusión del petróleo fue lenta hasta después de la Guerra Civil, pero si se fundaron empresas relacionadas con el refinado y la distribución, como CAPMPSA (1927) y CEPSA (1929)

El ferrocarril, fue la alternativa a la red de carreteras bastante deficiente, aunque su implantación en España, se retrasó respecto de Europa.

La Ley General de Ferrocarriles de 1855, había diseñado un plan de estructura radial con centro en Madrid y facilitó el acceso de compañías extranjeras (francesas y belgas) que por concesiones del Estado, se hicieron con la explotación ferroviaria; destacaron la Compañía del Norte y la Madrid-Zaragoza-Alicante.

La falta de inversiones de las compañías privadas, hizo que el ferrocarril se nacionalizara con la creación de RENFE.

Las transformaciones sociales, surgieron de la revolución liberal que trajo consigo el declive de la nobleza y el surgimiento de la burguesía y las clases medias; por debajo las clases populares. La sociedad española de esta época va a estar muy polarizada entre los distintos sectores:

  • la nobleza que constituye el vértice de la sociedad tiene su base de riqueza en la tierra y a partir del XX, emparentará para mantener su poder con familias de industriales enriquecidos como los Urquijo, Comillas, Ibarra, Herrero o Güell, que consolidarán así su ascenso social
  • habrá dos tipos de burguesía, la agraria surgida de los procesos desamortizadores del XIX y la industrial y comercial, vinculada con los sectores textiles, siderúrgicos y bancarios

(De estos dos grupos saldrán los altos cargos del ejército)

  • las clases medias integraban un grupo muy variado: rentistas acomodados, pequeños y medianos propietarios agrarios y urbanos, comerciantes, funcionarios, profesionales liberales y cargos medios del ejército
  • las clases populares formaran el grueso de la población española. En ellas se encuadraron los campesinos y los obreros:
    1. los campesinos acogían diversas realidades, desde los jornaleros y braceros de los latifundios del Sur, que dependían del trabajo estacional en dehesas y cortijos, hasta los propietarios-trabajadores de las regiones del Norte
    2. los obreros se caracterizaban por la precariedad de los ingresos y la falta de estabilidad laboral. A partir de los primeros años del siglo XX, adquirirán conciencia de su situación y como nueva clase social, el proletariado, defenderá sus derechos contra los patronos

Dentro de estas clases sociales, el ejército y el clero, ocuparon una posición dominante. El ejército se caracterizó por el alto número de oficiales, tener características coloniales y ser receloso del poder civil, que controlaba en parte, al participar en el mantenimiento del orden público.

El clero recuperó parte de su protagonismo a través del control de instituciones de enseñanza y reocupación de antiguos monasterios y conventos.

Tuvo también un importante peso, el conjunto de personajes, lo que se denominó “intelectualidad española”, que intervenía en la vida política y social: escritores y periodistas como Unamuno, Azorín, Baroja, Valle-Inclán, Machado, Pérez de Ayala, Gómez de la Serna, filólogos e historiadores como Menéndez Pidal o Altamira, pensadores y ensayistas como Ortega y Gasset, Azaña, D´Ors, científicos como Ramón y Cajal y Marañón, pintores como Rusiñol y Zuloaga… Después del pesimismo del 98, se potenció la idea de abrirse a las corrientes intelectuales y científicas de Europa y mantener la identidad cultural con los países de habla hispana.

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La Segunda República

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Los primeros meses de la República.

La Segunda República se proclamó el 14 de Abril de 1931 en Eibar, luego en Barcelona, en Madrid y al fin, a otras ciudades y pueblos de todo el país. El Comité Revolucionario constituido al saberse el resultado de las elecciones, se convirtió en Gobierno Provisional que negoció la salida del Rey y su familia hacia el exilio.

La composición del gobierno (de concentración) era muy variada: dos monárquicos, Alcalá Zamora y Miguel Maura; dos radicales, Lerroux y Martínez Barrios; dos radical-socialistas, Albornoz y Marcelino Domingo; uno de Acción Republicana, Azaña; un republicano catalán, Nicolau d´Olwer y otro gallego, Casares Quiroga; y tres miembros del PSOE, Indalecio Prieto, Fernando de los Ríos y Largo Caballero.

Las primeras medidas del nuevo gobierno, además de decretar una amnistía para todos los delitos políticos, sociales y de imprenta, fueron de tres tipos: sociales, militares y de política territorial y autonómica. Largo Caballero, como Ministro de Trabajo y Azaña como Ministro de la Guerra, llevaron a cabo numerosas reformas:

  • Decreto de Términos Municipales que prohibió la contratación de jornaleros de fuera del municipio
  • aprobación de la jornada laboral de ocho horas
  • la Ley de Jurados Mixtos en temas sociales que favorecía a los jornaleros y pequeños arrendatarios
  • la Ley de Retiro de los militares que recortó el excesivo número de oficiales
  • supresión de la Academia General de Zaragoza
  • reducción del número de Capitanías Generales

El tema más delicado fue la cuestión catalana, ya que el 14 de Abril, Maciá había proclamado el Estado catalán. Se consiguió adecuar la nueva situación a la legalidad republicana, con la constitución de un Gobierno Provisional (la Generalitat) aprobado por decreto el 21 de Abril.

Los primeros meses de la República se vieron alterados por varios conflictos, donde destacaron las primeras grandes huelgas convocadas por la CNT (sindicato anarquista) y los conflictos anticlericales: quema de conventos en Madrid y las capitales andaluzas y la expulsión del Arzobispo de Toledo, el cardenal Segura, detenido luego en la frontera por evasión de bienes eclesiásticos. Ello propició la hostilidad de la Iglesia hacia el nuevo régimen y el enfrentamiento de Maura con sus compañeros de gobierno.

Las elecciones a Cortes Constituyentes, se celebraron el 28 de Junio de 1931 y dieron la victoria al conjunto de partidos que formaban el gobierno, destacando los 116 diputados conseguidos por el PSOE. El nuevo texto constitucional, salido de estas Cortes, tuvo los siguientes aspectos como más destacados:

  • se definió España como “una república democrática de trabajadores de toda clase”
  • se consideró a la República como “un Estado integral, compatible con la autonomía de los municipios y regiones”
  • se reconoció el derecho de voto de la mujer
  • se regularon medidas de protección social y cultural de los ciudadanos
  • apareció la figura del Presidente de la República, con capacidad de veto en la elección del presidente del Ejecutivo
  • las Cortes constaban de una sola Cámara con capacidad legislativa
  • los gobiernos debían lograr la confianza de la Cámara
  • los conflictos entre poderes se dirimían en un Tribunal de Garantías Constitucionales
  • se aprobó la libertad de cultos y el matrimonio civil
  • se prohibió ejercer la enseñanza a las congregaciones religiosas
  • se suprimió la Compañía de Jesús

El bienio de las reformas.

En Octubre de 1931, Manuel Azaña, llegó a la presidencia del gobierno, tras las dimisiones de Alcalá-Zamora y Miguel Maura, provocadas por la cuestión religiosa. Una de las primeras medidas fue la aprobación de una Ley de Defensa de la República, también la continuidad de las Cortes Constituyentes y la elección de Alcalá Zamora como Presidente de la República. Aprobada la Constitución, para el nuevo gobierno se barajaron dos candidatos, Lerroux del Partido Radical y Azaña de Acción Republicana; el prestigio de Azaña, le hizo ser el elegido.

El nuevo gobierno se organizó en coalición de republicanos de izquierda y socialistas, dejando fuera a los radicales de Lerroux, lo que supuso la primera ruptura en la alianza republicana. Este gobierno se mantendría hasta finales del verano de 1933; fue el más estable de la República y el que abordó las mayores reformas. Entre las principales, podemos destacar:

  • una amplia política de obras públicas diseñada por el socialista Indalecio Prieto
  • una política educativa y cultural, del socialista Fernando de los Ríos, con acciones tan señaladas como la duplicación de escuelas primarias, la creación de las misiones pedagógicas y el apoyo a la expansión universitaria
  • el catalanista Jaume Carner abordó desde Hacienda, un equilibrio del presupuesto y un saneamiento económico
  • el socialista Largo Caballero, prosiguió los avances en legislación social con la Ley de Contrato de Trabajo

Pero especialmente importante por su complejidad fue la reforma agraria, que ya se había intentado anteriormente y que pasaba por dos alternativas: una reforma técnica que aumentase la productividad de los terrenos existentes y recuperase otros para el cultivo, y una reforma social que combinase la productividad con el reparto igualitario de la tierra, muy concentrada en manos de grandes propietarios absentistas. El reformismo agrario de la República pasaba por combinar ambas alternativas.

La Ley de Reforma Agraria, fue aprobada (tras un duro debate parlamentario) en septiembre de 1932 y consistía en una política de expropiación de fincas no explotadas de forma directa por sus propietarios, el pago de una indemnización y el asentamiento de labradores en ellas, en un régimen de arriendo. De la puesta en marcha, se encargó el Instituto de Reforma Agraria y se apoyó financieramente en el Banco Nacional Agrario.

Los resultados de la Reforma no fueron los esperados por la complejidad del proceso, la oposición de los propietarios latifundistas; en el primer año de vigencia de la ley, sólo se había aplicado sobre el 5% de los dos millones y medio de hectáreas afectadas y sobre 12.000 colonos, lo que provocó la desilusión del campesinado y aumentó la conflictividad social.

El gobierno de Azaña, también trató de organizar el Estado integral compatible con la autonomía de las regiones y se dieron tres realidades, Cataluña, País Vasco y Galicia:

  • la autonomía catalana la lideró Ezquerra Republicana, con dos planteamientos: el nacionalismo radical de Francesc Maciá y el republicanismo de izquierdas de Lluis Companys. El denominado Estatuto de Nuria fue aprobado por plebiscito popular en agosto de 1931, pero su aprobación por las Cortes se retrasó hasta septiembre de 1932, por los desacuerdos de los partidos, hasta que la defensa de Azaña de la autonomía catalana y algunos recortes en las competencias, sellaron el acuerdo. Maciá se convirtió en presidente de la Generalitat y Companys del Parlament, que a la muerte de Maciá en 1933, pasaría a presidir la Generalitat
  • la autonomía del País Vasco tuvo un desarrollo muy distinto, dada la oposición del gobierno de la República al nacionalismo vasco por su carácter católico y foral. Además dentro del territorio, estaba el desacuerdo entre las sociedades vasca y Navarra. A pesar del empeño del PNV, el Estatuto no fue aprobado en todas las provincias. El proceso se retomó tras la victoria del Frente Popular en 1936 y fue interrumpido por la Guerra Civil
  • la autonomía gallega pasó por la aprobación de un texto estatutario por los Ayuntamientos en 1932 y la aprobación en un plebiscito en junio de 1936, pero el estallido de la guerra, impidió su puesta en vigor

La oposición al gobierno de Azaña.

Tuvo dos frentes, el político y el social:

  • en el político sufrió la oposición parlamentaria del Partido Radical de Lerroux, pero la presión más eficaz correspondió a las organizaciones agrarias y católicas, lideradas por Gil Robles, que en 1933 darían lugar a un nuevo partido, la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas) defensor de la religión y de la propiedad que quería acceder al poder para modificar la Constitución Republicana
  • la oposición social estuvo liderada tanto por organizaciones patronales como por el movimiento obrero y campesino, donde la CNT , estaba muy arraigada y que impulsaría huelgas y movimientos de carácter insurreccional

El episodio de Casas Viejas, en enero de 1933, donde la Guardia Civil provocó una matanza de campesinos, sirvió para que los anarquistas iniciaran una campaña de desprestigio del gobierno, acusando injustamente a Azaña de ser responsable directo de los hechos.

Los meses siguientes fueron cada vez más difíciles por la creciente organización de la derecha, la falta de confianza del Presidente de la República Alcalá-Zamora, en el gobierno Azaña y, los conflictos sociales. En septiembre, se otorgó el gobierno a los radicales, primero a Lerroux y luego a Martínez Barrio. En noviembre se convocan elecciones generales.

El bienio derechista.

Las elecciones de 1933, dieron la victoria a los partidos de la derecha, perdiendo el PSOE la mitad de los escaños, al igual que Esquerra Republicana y obteniendo muy poca representación los partidos próximos a Azaña; sólo los radicales de Lerroux, aumentaron su representación.

La inestabilidad de los gobiernos radicales con apoyo parlamentario de la CEDA, fue constante. Entre noviembre de 1933 y febrero de 1936, se sucedieron cuatro presidentes con nueve equipos ministeriales (una duración media de menos de tres meses). Las principales actuaciones fueron las siguientes:

  • se modificó la política religiosa con un acercamiento al Vaticano
  • aunque no se suspendió la Reforma Agraria, se devolvieron las tierras a los grandes propietarios
  • se decretó una amnistía a los condenados de la “sanjurjada”, el levantamiento del general Sanjurjo contra el gobierno de Azaña en 1932

Las tensiones entre los radicales y la CEDA, se fueron acrecentando, especialmente por la conflictividad social acaudillada por la UGT y la CNT entre obreros y campesinos; en junio de 1934, una huelga campesina en Andalucía y Extremadura se saldó con 10.000 detenidos. El rumbo que estaba tomando el gobierno, con concesiones cada vez más amplia a la CEDA, hizo que los socialistas radicalizaran sus posiciones, anunciando un movimiento general revolucionario si la CEDA era llamada al gobierno. A principios de Octubre, Lerroux llamó para los Ministerios de Justicia, Agricultura y Trabajo a miembros de la CEDA. Los partidos de la antigua coalición gobernante consideraron que se había entregado el gobierno de la República a sus enemigos.

La Revolución de Octubre de 1934.

La convocatoria de una insurrección fue realizada para el 5 de Octubre, pero el eco obtenido fue desigual en España:

  • en Madrid, País Vasco y Andalucía, la incidencia de la huelga general fue escasa porque no hubo participación conjunta de la CNT y UGT
  • en Cataluña, asumió el protagonismo el gobierno de la Generalitat
  • en Asturias, donde CNT y UGT actuaron unidas, fue una auténtica insurrección de carácter armado

La sublevación en Cataluña, coincidió en el arranque con la asturiana, y el 6 de Octubre, Companys proclamó desde el balcón de la Generalitat, “el Estado catalán de la República Federal Española”. Su origen estuvo en la Ley de Contratos de Cultivo que favorecía a los arrendatarios de las comarcas vitícolas y que fue boicoteada por los propietarios. Esta rebelión tuvo sólo apoyos entre los núcleos catalanistas radicales, fue sofocada en pocas horas por el Ejército: los principales dirigentes fueron detenidos y encerrados en dos buques en el puerto de Barcelona, las instituciones autonómicas suspendidas y miles de personas detenidas, entre ellos Azaña que se hallaba casualmente en Barcelona; la Ley de Cultivo no entró en vigor y numerosos arrendatarios fueron desahuciados.

La revolución obrera en Asturias, se desarrolló entre los días 5 y 12 de Octubre con su centro en Mieres, Sama y La Felguera, donde los mineros jugaron un papel fundamental. La dirección estuvo a cargo de un Comité Revolucionario, en el que tuvieron un peso predominante los socialistas González Peña y Belarmino Tomás, que abordaron la coordinación de un programa cuyo objetivo era la toma del poder para acabar con la deriva fascista del gobierno. El éxito de la Revolución fue al principio total, controlando los revolucionarios las zonas mineras, las ciudades y puertos de Gijón y Avilés y Trubia, fundamental por su Fábrica de Armas; también se ocuparía la fábrica de La Vega, en Oviedo, que sería asediado por los revolucionarios y donde se producirían grandes destrozos, entre ellos, el incendió de la Universidad y la pérdida de su valiosa biblioteca y la voladura de la Cámara Santa. El gobierno tuvo que emplearse a fondo para controlar la insurrección, empleando unos 17.000 efectivos, a los que se sumaron fuerzas de la Guardia Civil y Guardia de Asalto, frente a 15.000 revolucionarios mal aprovisionados. El ejército gubernamental penetró en Asturias desde el Sur por Pajares (Generales Bosch y Balmes, desde Galicia y Santander (General López Ochoa –que tenía el mando en jefe- y Coronel Solchaga) y las fuerzas que desembarcaron por el Norte, en Gijón, al mando del General Caridad y el Teniente Coronel Yagüe; desde Madrid, coordinaba las operaciones el General Francisco Franco.

Vencidos los revolucionarios, la represión desatada fue brutal (especialmente la ejercida por las unidades de élite traídas de África) con matanzas, torturas, saqueos y miles de detenidos a pesar del pacto de clemencia, al que habían llegado, Belarmino Tomás y López Ochoa. La Revolución se saldó con la muerte de 1051 civiles y 324 militares, y un número de 2051 heridos entre la población civil y 903 entre la tropa; a finales de 1934, todavía quedaban detenidas 10.000 personas y el movimiento revolucionario descabezado.

El final del bienio derechista.

Los sucesos de octubre, provocaron el reforzamiento del papel de la CEDA, que exigía un escarmiento ejemplar, aunque Lerroux, concedió el indulto para los condenados a muerte por la revolución en Asturias. La experiencia fracasada, reforzó sin embargo la idea de la insurrección entre los partidos de izquierda que se agruparon en Izquierda Republicana, dirigido por Azaña, y Unión Republicana, encabezada por Martínez Barrio; ambos llegarían a un entendimiento con los socialistas que desembocó en la alianza del Frente Popular.

El Frente Popular.

Las últimas elecciones de la República, tuvieron lugar el 16 de febrero de 1936. La participación electoral fue del 70%, para elegir entre un número de partidos muy elevado que quedaron agrupados en tres grandes bloques políticos:

  • el “frente de la contrarrevolución”, reunido en torno a la CEDA, que como programa presentaba el conseguir 300 diputados para reformar la Constitución
  • el Frente Popular en el que participaron republicanos de izquierda (Unión Republicana e Izquierda Republicana), regionalistas (Esquerra catalana y Partido Galeguista) y socialistas y comunistas (PSOE, PCE y POUM) cuyo programa quería recuperar las líneas del bienio azañista y pedía una amnistía general para los represaliados del 34
  • candidaturas de carácter centrista aglutinadas en torno de Manuel Portela Valladares, que había ocupado distintas carteras ministeriales desde Alfonso XIII, y al que a finales de 1935, el presidente de la República Alcalá- Zamora, le encomendó la presidencia del Gobierno hasta la toma de posesión en febrero de 1936 del resultante de las elecciones generales

Los resultados de las elecciones, dibujaron un nuevo mapa político en el que el Frente Popular obtuvo el 60% de diputados quedando el 40% restante para la CEDA, los centristas y los nacionalistas moderados.

Del gobierno se haría cargo Manuel Azaña. Era un gobierno estrictamente republicano, sin participación de los socialistas y que como primeras medidas de urgencia tomo las de liberar a los presos del 34, restablecer las instituciones autonómicas catalanas y recuperar la política de reforma agraria. A los pocos meses, Azaña sería promovido a la Presidencia de la República.

Los siguientes meses, fueron de gran conflictividad con una importante movilización obrera de la UGT y CNT y numerosas huelgas, mientras la clase política de izquierdas, era incapaz de establecer con los sindicatos una estrategia común. En la derecha política iban tomando posiciones cada vez más notorias, los grupos extremistas como Falange Española (fundada por José Antonio Primo de Rivera en 1933). En la calle, la polarización social era extrema con una notable violencia que el gobierno de Casares Quiroga, era incapaz de controlar. El ejército también estaba dividido y parte de sus mandos, coordinados por el general Emilio Mola, preparaban una conspiración contra el gobierno del Frente Popular. El 12 de Julio es asesinado en Madrid, por pistoleros de la extrema derecha, el Teniente José Castillo, militar de prestigio de izquierda y Guardia de Asalto; en la madrugada del 13, algunos de sus compañeros, juran vengarse y organizan un grupo con el propósito, al parecer, de matar al líder de la CEDAJosé María Gil-Robles, pero al no encontrar a éste en su domicilio se encaminan al de José Calvo Sotelo, líder de Renovación Española, que se había significado en las Cortes, pidiendo la intervención del Ejército; tras dispararle dos tiros dentro del coche en el que iban, dejan su cadáver en el depósito del cementerio del Este. Éste último asesinato aceleraría los preparativos del golpe de estado que se venía gestando desde el triunfo electoral de Frente Popular, por lo que cuatro días después, el 17 de julio, se inicia la sublevación en Melilla del ejército de África con la que comienza la Guerra Civil Española.

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La Guerra Civil.

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La conspiración antirrepublicana y el golpe de estado.

La conspiración contra el gobierno de la República, la dirigía una Junta Militar presidida por el general Sanjurjo, y de la que formaban parte los también generales Goded, Franco, Mola, Saliquet, Fanjul, Ponte, Orgaz y Varela.

Los gobiernos republicanos no prestaron demasiada atención al “ruido de sables” pero tomaron algunas medidas, vigilando a algunos militares sospechosos, colocando en puestos clave del ejército a mandos afines a la República y desplazando a destinos poco peligrosos a generales de cuya lealtad se dudaba; en concreto Mola fue trasladado a Pamplona, Franco a Canarias y Goded a Baleares.

El golpe militar a mediados de Julio de 1936, no estaba todavía del todo perfilado pero los asesinatos de José Castillo y Calvo Sotelo, precipitaron las cosas. El día 17 se inició la rebelión militar en Melilla, Ceuta y el protectorado español en Marruecos; el día 18 se rebelaron algunas guarniciones militares en la Península, pero no triunfo en amplias zonas por la resistencia de partidos de izquierda y sindicatos, pero también de militares, guardias civiles, guardias de asalto y carabineros que permanecieron leales a la República. El día 19, Franco aterrizó en un avión Dragón Rapide en Tetuán, procedente de Canarias y se puso al frente de 45.000 hombres, unidades en su mayoría profesionales, muy disciplinadas y muy bien preparadas.

El golpe había fracasado y España se iba a dividir en dos zonas:

  • los sublevados dominaban el norte de Marruecos, Canarias, Baleares (salvo Menorca), Galicia, Oviedo, Álava, Navarra, la parte occidental de Aragón, Castilla la Vieja, León, Extremadura noroccidental y algunas ciudades del Sur como Sevilla, Cádiz, Córdoba y Granada
  • la República controlaba Asturias (excepto Oviedo), Santander, Vizcaya, Guipúzcoa, Cataluña, Levante, Extremadura Suroriental y la mayor parte de Castilla la Nueva y Andalucía

Ello daría lugar a una Guerra Civil donde iba a combatirse por imponer una dictadura militar o una república democrática, dentro de una sociedad profundamente dividida por la lucha de clases, la religión, el nacionalismo y las ideas de izquierda y derecha, en sus expresiones más extremas, el fascismo y el comunismo.

Los dos bandos.

En la zona republicana, se produjo la quiebra del Estado aunque algunas instituciones continuarían funcionando. El día 19 se formó un nuevo gobierno presidido por José Giral en el que participaban sólo los partidos republicanos; las organizaciones obreras, armadas por el gobierno, decidían y actuaban con enorme autonomía a través de juntas, consejos y comités. Cabe citar como ejemplo al Consejo Soberano de Asturias y León que fue una institución política soberana e independiente proclamada en Gijón el 25 de agosto de 1937.

Del lado de la República quedaron 8.500 oficiales y 160.000 soldados, la mayor parte de la Aviación y casi toda la Marina, pero muy desorganizados. A su lado, las milicias populares creadas por los partidos de izquierda y los sindicatos.

La zona republicana, ocupaba una superficie de 270.000 kms.², habitada por 14 millones de personas. En ella se localizaban un buen número de las grandes ciudades del país y las regiones más industriales y mineras. El gobierno controlaba los recursos financieros, destacando por su valor el oro del Banco de España.

La zona que los sublevados iban a llamar nacional, era una pluralidad de centros de poder militar. Contaba con 14.000 oficiales y 150.000 soldados, casi todos del Ejército de Tierra, aunque también con unidades navales y aéreas. Tras la muerte del general Sanjurjo en un accidente aéreo el 20 de Julio, se constituyó en Burgos, la Junta de Defensa Nacional presidida por el general Cabanellas.

La zona “nacional” contaba con una extensión de 230.000 kms.² y en ella se asentaban algo más de 10 millones de habitantes; disponía del 20% de la producción industrial del país y el 70% de la agrícola.

La Guerra Civil provocó una honda división en la opinión pública internacional, y en los gobiernos de distintos países, que se posicionarían a favor de unos y otros, a excepción de los que permanecieron neutrales.

Francia y Gran Bretaña impulsaron una política de neutralidad y no injerencia a través del Comité de no intervención, también conocido comoComité de Londres, creado en 1936, con el objeto de evitar la internacionalización de la Guerra civil española. Participaron en el mismo 27 países: Albania, Alemania, Austria, Bélgica, Bulgaria, Dinamarca, Estonia, Finlandia, Francia, Gran Bretaña, Grecia, Hungría, Irlanda, Italia, México, Letonia, Lituania, Luxemburgo, Noruega, Países Bajos, Polonia, Portugal, Rumania, Suecia, Checoslovaquia, Turquía, URSS y Yugoslavia. Sin embargo, fue completamente inoperante:

  • en ayuda de la República acudirían México y la URSS de forma directa y Francia, de forma clandestina, con hombres, armas y material de distinto tipo. Además voluntarios de 54 países de todo el mundo, que se han estimado en 35.000, lucharon formando parte de las Brigadas Internacionales
  • el bando rebelde recibió ayuda en hombres y armas, de Alemania, Italia y Portugal, además de petróleo y camiones de compañías norteamericanas como TEXACO, Ford y General Motors

Las operaciones militares.

Podemos hablar de tres áreas de combate: la lucha por Madrid, el frente Norte y el frente Este.

La lucha por Madrid (emblemático para ambos bandos) se iba a desarrollar entre julio de 1936 y marzo de 1937. La estrategia de los sublevados era atacar de forma simultánea desde el Norte con Mola y desde el Sur con Franco:

  • el ejército de Mola se estancó en los puertos de montaña del Sistema Central ante la fuerte resistencia de las tropas leales, los milicianos y el Quinto Regimiento, un cuerpo de élite formado por voluntarios a instancias del Partido Comunista
  • el avance desde el Sur también se demoró en el paso del Estrecho de Gibraltar de las tropas africanas, que en octubre, tras tomar Talavera y Toledo, se unieron al general Mola a través de Gredos y sitiaron Madrid en Noviembre, pero la llegada de los primeros voluntarios de las Brigadas Internacionales y de tanques y aviones soviéticos, fue decisiva en la resistencia de Madrid, donde se hizo emblemático el grito de “no pasarán”. Dos nuevos intentos de Franco, por tomar la ciudad, con ataques desde El Jarama en febrero del 37 y desde Guadalajara en marzo, fracasaron

Paralelamente a la campaña sobre Madrid, Mola había ocupado en septiembre del 36, Irún y San Sebastián, dejando la zona norte republicana, separada de Francia y aislada, y las tropas del Sur conquistaron Málaga en febrero del 37.

El frente norte concentró los acontecimientos bélicos entre abril y octubre del 37. En Marzo, el general Mola inició la ofensiva en la que participaron legionarios, requetés (voluntarios carlistas) efectivos italianos y la Legión Cóndor (aviación alemana). En el País Vasco, el 26 de Abril, los alemanes bombardearon Guernica y el 19 de junio, cayó Bilbao; el 26 de agosto, los italianos tomaron Santander.

En Asturias, desde octubre del 36 en que las columnas gallegas rompieron el cerco a la capital, se había abierto un estrecho corredor conocido como “el pasillo de Grao”, que será punto de entrada de las tropas rebeldes desde el Oeste; en septiembre y octubre se intensifica la ofensiva sobre Asturias por el Sur (tropas del general Aranda) y por el Este (Brigadas Navarras). El 20 de Octubre se lleva a cabo la última reunión del Consejo Soberano y se inicia la evacuación marítima desde Gijón y Avilés, que fracasa por el bloqueo de las tropas rebeldes. El 21 de octubre dichas tropas entran en Gijón y Avilés, logrando el control de la región.

Para aligerar la presión sobre el frente norte, los republicanos contraatacaron con escaso éxito en Brunete (cerca de Madrid) en julio y en Belchite (Aragón) en septiembre.

El frente este concentró los esfuerzos de ambos bandos entre octubre del 37 y abril del 39. La idea de conquistar Madrid, seguía estando en la estrategia de Franco, pero tuvo que derivar sus fuerzas hacia Teruel que había ocupado el ejército republicano a finales del 37 y que sería reconquistado por las tropas rebeldes en febrero del 38. Las tropas franquistas lanzaron su ofensiva por el valle del Ebro hacia Levante y alcanzaron el Mediterráneo por Vinaroz, ocupando parte del territorio catalán y dejando a Barcelona, aislada del resto de la zona republicana. El 3 de abril cayó Lérida. Desde mayo, el avance de las tropas rebeldes hacia Valencia fue constante pero el 25 de julio, el ejército republicano lanzaría una ofensiva sobre la retaguardia enemiga, tras cruzar el Ebro; la batalla del Ebro –la más sangrienta de la Guerra Civil- sería el golpe final para la República. El ejército franquista tomaría Barcelona el 26 de enero de 1939 y miles de soldados y civiles, comenzaron a huir hacia la frontera francesa; Madrid se rendiría el 28 de marzo.

El 1 de Abril, con la lectura del último parte de guerra desde Burgos, concluía la contienda civil.

La España republicana durante la guerra.

La falta de un mando único, en la dirección política y militar de la guerra, peso negativamente en la zona republicana.

La existencia de múltiples poderes, favoreció en los primeros meses de guerra, la represión: aristócratas, burgueses, militares no afines, afiliados a partidos de derechas y religiosos, fueron las principales víctimas, en torno a las 50.000. La represión se ejerció a través de “sacas”, “paseos”, fusilamientos… Especialmente graves fueron los sucesos de Paracuellos del Jarama y de Torrejón de Ardoz. El paso del tiempo logró frenar la acción de los incontrolados.

El gobierno de Giral, fue sustituido en septiembre del 36, por el del socialista Largo Caballero que trató de organizar tanto el poder civil como el militar. En el primero de los casos, decretó la disolución de las juntas y los comités, reguló los consejos que regían Ayuntamientos y Diputaciones, potenció los tribunales populares e impuso un fuerte control sobre el Banco de España; en el segundo de los casos, militarizó las milicias dotándolas de una mayor disciplina. En noviembre, ante el acoso a Madrid, el gobierno se trasladó a Valencia, mientras Azaña se instaló en Barcelona.

En mayo del 37, después de que se produjeran graves enfrentamientos en Barcelona entre el PSUC, la CNT y el POUM, el gobierno fue sustituido por el de Juan Negrín que constituiría un ministerio de Defensa Nacional, que buscaba una mejor organización de todas las Armas del Ejército.

El gobierno de Negrín, supuso la pérdida de poder de los sindicatos y la recuperación del predominio de los partidos, en especial del PCE.

Desde 1938, el bando republicano se dividió entre los que querían entablar negociaciones con Franco y los partidarios de seguir la guerra; tras la toma de Barcelona, Negrín pretendió resistir, pero el coronel Casado y el general Miaja, se sublevaron en Madrid, buscando una capitulación pactada con Franco, que éste rechazaría.

Además de los aspectos miliares, en la España republicana, destacarían la revolución agraria y los aspectos vinculados con la educación y la cultura:

  • la revolución social en el campo, afectó a 5 millones y medio de Ha., participaron 3 millones de campesinos y se crearon 1.600 colectividades, que se extendieron a numerosas empresas de servicios públicos de transporte, industriales y comerciales
  • en el ámbito educativo se construyeron cerca de 5.500 nuevas escuelas; se aprobó el Plan de Estudios de la Escuela Primaria y se planteó un bachiller abreviado para los obreros. Especial importancia tendría la labor de alfabetización cultural entre los soldados, llevada a cabo por las Milicias de la Cultura. Numerosos intelectuales se movilizaron a favor de la República como Antonio Machado, León Felipe, Miguel Hernández, Rafael Alberti, María Zambrano o Federico García Lorca. En 1937, se organizó en Valencia, el II Congreso Internacional de Escritores Antifascistas

La España rebelde durante la guerra.

La evolución fue muy distinta de la España republicana; en ella se impuso un férreo poder dictatorial que impuso como lógica, ganar la guerra e impulsar la contrarrevolución.

A principios de otoño de 1936, la Junta de Defensa Nacional, nombró a Franco jefe de todos los ejércitos con el título de Generalísimo y jefe del Estado, otorgándole plenos poderes. Franco no tenía rivales: el 20 de julio había muerto en un accidente de aviación, el general Sanjurjo, cuando iba de Estoril a Burgos, al estrellarse el aparato en el despegue; meses más tarde, Mola, el Director de la rebelión en el organigrama golpista, también muere en un accidente de aviación. Franco queda como el líder indiscutible de la causa nacionalista. Esto condujo a diversos rumores afirmando que Franco había tenido que ver en las muertes de sus dos potenciales rivales, aunque nunca ha aparecido ninguna evidencia que apoyara esta alegación.

Nombrado Jefe de Estado, Franco asumió tanto el poder legislativo como el ejecutivo. Ya se había preocupado además, con la colaboración de Serrano Súñer, de concentrar las fuerzas políticas que habían apoyado el golpe, que cristalizó en un Decreto de 19 de Abril de 1937, por el que se unificaban carlistas y falangistas, en el que iba a ser el partido único del Movimiento, Falange Española Tradicionalista y de las JONS, del que Franco (fusilado en Alicante, José Antonio Primo de Rivera, fundador de Falange) iba ser jefe nacional y supremo caudillo.

La Iglesia católica, dio pronto su apoyo al bando rebelde, que justificó la sublevación, en la defensa del orden y la unidad de la patria y en el peligro de una revolución comunista. La Iglesia, se referiría a la contienda como “cruzada” término que sería pronto asumido por el poder político en sus comunicados y que estaría en la carta colectiva que el episcopado español dirigió a los obispos del mundo en el verano de 1937.

Asimismo apoyaron a los rebeldes, la oligarquía terrateniente, la burguesía financiera, pequeños y medianos propietarios campesinos y sectores diversos de las clases medias urbanas, que simpatizaban con las consignas de propiedad, religión y orden de la clase dirigente, desde donde se suprimieron partidos y sindicatos y se controló la educación y la cultura, con una depuración en los cuerpos de la enseñanza (principalmente los maestros), libros de texto y bibliotecas. La educación que iba a imponerse obedeció a la integración en la misma de contenidos católicos y extremadamente patrióticos. Entre los intelectuales que apoyarían a los rebeldes, podemos citar a Eugenio D´Ors, Laín Entralgo (que años después haría una revisión de su pensamiento) Torrente Ballester, Agustín de Foxá, Ridruejo…; Miguel de Unamuno que al principio fue partidario de la sublevación, acabó decepcionado tras el famoso incidente en Salamanca con el general Millán Astray.

Los militares rebeldes y los partidos políticos que les apoyaron ejercieron desde el principio de la guerra una sistemática represión, pero que no se controló sino que continuó en el tiempo, a medida que se conquistaban territorios: “paseos”, “sacas” fusilamientos en cunetas, ante las tapias de los cementerios… Los juicios sumarísimos que más avanzada la contienda se realizaron en las zonas conquistadas, no ofrecían ningún tipo de garantía procesal. Las víctimas sobrepasarían las 85.000, con cifras de encarcelados y depurados muy altos.

Los estragos de la guerra.

Las consecuencias de la Guerra Civil fueron variadas y desastrosas. Podemos señalar como las más significativas, las siguientes:

consecuencias demográficas:

  • los estudios más rigurosos, elevan las muertes en los frentes a unas 145.000; la represión en ambos bandos, se cobró unas 135.000 víctimas; las personas ejecutadas entre 1939 y 1940, alrededor de 40.000 más
  • 400.000 personas resultaron heridas y 300.000 quedaron prisioneros en las cárceles franquistas, la mayoría hasta 1945 y muchos otros, varios años más
  • más de medio millón partió al exilio, entre ellos algunos de los mejores intelectuales y científicos del país

efectos económicos:

  • España perdió más de medio millón de hombres y mujeres laboralmente activos
  • se destruyeron total o parcialmente unas quinientas mil viviendas
  • quedaron inservibles más de un tercio de la marina mercante, locomotoras y vagones de trenes, tendido ferroviario y carreteras
  • dos terceras partes de la ganadería desaparecieron, la agricultura e industria, sufrieron procesos devastadores y redujeron su producción en un 25%
  • gran parte del oro del Banco de España se utilizó para pagar la ayuda de la URSS y al termino de la guerra, el gobierno de Franco, también estaba fuertemente endeudado con Alemania e Italia en casi mil millones de dólares
  • en conjunto, la guerra supuso unas pérdidas económicas por valor de 35.000 millones de 1935

consecuencias políticas:

  • en un principio, la dictadura de Franco pareció algo temporal, pero el dictador permaneció en el poder incluso tras la caída de los regímenes de Hitler y Mussolini y se perpetuaría cuarenta años como Jefe de Estado
  • España siguió un camino apartado de la orientación democrática que tomarían la mayor parte de los países europeos después de la II Guerra Mundial
  • España quedó inhabilitada durante mucho tiempo para desarrollar una política exterior plenamente normalizada, no pudiendo entrar en la mayor parte de las organizaciones y foros de carácter internacional

La difícil reconciliación.

Todo el drama de la guerra marcó moralmente a la sociedad española y dificultó la reconciliación entre vencedores y vencidos.

La paz, fue una paz amordazada: ejecuciones, persecuciones, cárcel… Era la paz de los vencedores. Por otro lado, estuvo el drama del exilio que quebró las raíces de miles de personas; especialmente dramático fue para los llamados “niños de la guerra” que fueron separados de sus padres para tratar de salvarles de las miserias y peligros en el que España estaba inmersa.

Las ofensivas de los militares sublevados en el Frente Norte, en septiembre de 1936, provocaron la primera evacuación de pequeños grupos de niños hacia Francia. No obstante, las primeras expediciones oficiales organizadas datan de marzo de 1937. Una primera expedición fue a la isla de Oléron, otra condujo a 72 niños hacia la Unión Soviética. La evolución de la guerra en el Norte aceleró el proceso de las expediciones infantiles hacia Francia, Bélgica, Inglaterra y la Unión Soviética; países que acogieron el mayor número de niños. Pequeños grupos fueron a Suiza, Holanda y Dinamarca. Suecia y Noruega sostuvieron colonias en Francia. Por último, a México fueron los llamados «Niños de Morelia». Estas expediciones oficiales contaron con el apoyo de distintas organizaciones políticas, sindicales y humanitarias y se concibieron con un carácter provisional. La mayoría de los países facilitaron la repatriación de los menores excepto la Unión Soviética y México con los que el régimen de Franco no mantenía relaciones diplomáticas y que tuvieron un imposible retorno, que no se logró nunca o sólo muchos años después. Durante la guerra fueron evacuados unos 30.000 niños. Se calcula que en junio de 1938 había en Francia unos 11.000 menores. El éxodo de principios de 1939 llevó al exilio a cerca de 70.000 niños.

El régimen de Franco, impuso una férrea dictadura con un absoluto control ideológico, político y policial. Sólo la muerte del dictador en 1975, propició una transición política que se consolidaría en el régimen de libertades cuya base fue la Constitución de 1978.

 

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