EL CAMINO DE SANTIAGO A SU PASO POR EL CONCEJO DE MIERES

(Este artículo responde en parte a una Comunicación que fue presentada por la autora, en el III Congreso Internacional de Asociaciones Jacobeas, celebrado en Oviedo del 9 al 12 de Octubre de 1993 y que luego sería publicada junto a las demás Ponencias y Comunicaciones del Congreso, en un libro editado por el Principado de Asturias en 1994. Ha sufrido dos actualizaciones posteriores, en 1999 y en 2010, Años Santos y Jacobeos. Curiosamente, .algunas cosas han cambiado poco).

Tengo de ir a San Juan, madre,

también a la Madalena,

a Santiago el de Galicia

y a los Mártires de Lena.

Ignoro que antigüedad tiene esta coplilla como ignoro que otras estrofas la acompañaban; me la cantó hace algunos años una viejecita del Alto el Padrún, muy cerca de Copián, en la carretera que desciende hacia Mieres del Camino; la oí cantar munches veces a mi güela me dijo la señora, que rondaba los 90 años. Desde luego, la copla es cuando menos anterior a la separación de los Concejos de Mieres y Lena, pues los Mártires a los que hace referencia son los Santos Cosme y Damián, que hoy se encuentran en el valle de Cuna en pleno corazón del Concejo de Mieres, que desde tiempo inmemorial eran objeto de peregrinación y cuyo santuario se incluyó como un lugar más a visitar en el tramo del Camino de Santiago que cruzaba Mieres, a partir de la Edad Media, ya que desde el siglo XI el culto a las reliquias de la Cámara Santa en la Catedral y la visita obligada a S. Salvador de Oviedo, vindican y potencian el fenómeno de las peregrinaciones por Asturias.

El Camino de Santiago era el heredero de una vía de comunicación de época romana, la Vía de la Plata y que proveniente de León atravesaba el Concejo hacia la costa. Esta Vía, probablemente en la mayor parte de su trazado, no pasaba de ser un camino de 2 a 3 m. de ancho, empedrado en las zonas más importantes de su paso; en Santa Cruz (cruce de caminos desde tiempo inmemorial) se cortaba con una de sus derivaciones, la que llegaba de S. Isidro y ya en una sola, seguía por Ostium (Ujo) un portorium o destacamento militar y siguiendo la línea de los castros, salvaba un puente cerca de Santullano y salía al enclave de Bustiello, frente al actual Instituto de Enseñanza Secundaria de Mieres del Camino, para luego desde lo que sería después La Villa, seguir por los actuales núcleos de La Pasera y La Peña hasta Olloniego[1]. La Vía de la Plata fue un instrumento político, militar, económico y administrativo del Imperio Romano; en el tramo León-Oviedo, sería durante toda la Edad Media y aún en los albores de la Modernidad, un Camino no sólo de comunicación sino también de transmisión de actitudes, de ideas, de vida.

El primer hito para los peregrinos que venían desde Oviedo, era el Alto el Padrún, donde según la tradición oral hubo además del mojón indicador de caminos que parece explicar su nombre, un castillo de monjes-guerreros; descendiendo un poco se halla Aguilar, lugar que fue testigo de las algaradas de Gonzalo Peláez contra Alfonso VII. El Conde Gonzalo Peláez por lo que refieren las Crónicas era un buen guerrero y un hábil político y diplomático; tenía un notable poder territorial y títulos como dominante, caput, potestas, presidente, regente, juez, comitre, alférez del rey…, nos hablan de amplias facultades militares, jurisdiccionales, políticas y fiscales. Entre 1132 y 1137, protagonizará varias rebeliones contra el rey pero maniobrando sagazmente para hacerse imprescindible ya que obtuvo varias veces el perdón real hasta su definitivo destierro a Portugal. Plaza fuerte de estas rebeliones fue, junto con otros del centro de Asturias, el castillo de Aguilar, del que sólo han llegado a nosotros referencias documentales.

Al principio de la centuria, ese tramo del Camino, se había beneficiado de donaciones en pro de los peregrinos que lo atravesaban: así, el 16 de Marzo de 1103, Alfonso VI concede a la Iglesia de Oviedo y a su Obispo Pelayo, una heredad para que se edifique una alberguería en Monte Copián y que con los siervos que le otorga, atienda a los pobres caminantes. Es casi seguro que dicha heredad sita entre la Iglesia de Aguilar y la de Sta. Mª de Copián, sea la que otorga el 1 de Abril de 1120, el Obispo Juan, a Pelayo Yañez, a condición de que poblase el hospital para que éste estuviese al servicio de Dios y para descanso de los pobres y de los peregrinos que sufrían peligros en sus personas y en sus bienes; y desde luego los peligros iban mucho más allá de accidentes y enfermedades, si pensamos en nobles levantiscos, ladrones y pícaros[2].

Copián, indudablemente debió generar bastante riqueza documental por los numerosos datos que han logrado sobrevivir al tiempo y a la incuria. Actualmente, Copián, alterado por la brecha de la carretera de Castilla y de los siglos, guarda en la memoria de sus mayores el recuerdo de que allí hubo hace muchos años, una casa de religiosos que acogía a las gentes que pasaban. En dos de las casas del pueblo, sirviendo de alfeizar de una ventana e incrustadas en varias paredes pude contemplar alguna de las piedras del antiguo hospital, en algún caso de traza y factura similar a las que en su día formaron la primitiva fachada de San Juan de Mieres, lo que parece indicar la existencia de un taller de canteros común o de una relación de influencias artísticas. Desde luego, no hay duda de que arruinado el hospital o alberguería, parte de sus piedras se aprovecharon para usarlas en las casas del pueblo; en los años 70, cuando Benjamín Álvarez «Benxa» trabaja en su Laminarium, todavía se conservaban algunas más pero de las que hoy por desgracia no se tienen noticias.

No mucha mejor suerte ha corrido Aguilar, al que ya hacía referencia líneas arriba. Si bien conservamos entre otros documentos, una donación de Junio de 1143, por la que Gonzalo Bermúdez y su mujer Cristina Peláez donan a la Iglesia de Oviedo, el lugar con su iglesia de Santa Mª, que habían construido para que a su muerte pasara a un hombre religioso y atendiera a peregrinos y caminantes por caridad de Dios, dándoles techo, cama, alimentos y socorros,la iglesia de época medieval ha desaparecido y lo que fue sin duda alberguería, un edificio de singular interés en el centro del pueblo, se halla gravemente alterado. Aguilar mantiene sin embargo, uno de los pocos tramos del Camino a su paso por el Concejo que no han sufrido graves alteraciones. Algo más abajo se encuentra El Rollo, apenas dos casas y un topónimo, que según mi opinión conserva el recuerdo del lugar donde se exponía e incluso se ajusticiaba a los delincuentes de la época.

El siguiente hito del Camino es La Rebollada. Complementaria o heredera de la alberguería de Copián, allí surge un nuevo lugar de acogida de peregrinos, que pasaría más tarde a hospital y luego a malatería u hospital de leprosos y cuya historia puede seguirse desde época medieval hasta la década de los 70 en nuestro siglo: a este hospital dejaría, D. Rodrigo Álvarez de Asturias Conde de Noreña, en su famoso testamento, la siguiente manda: …e a los lazrados de rouellada que es en lena, quatroçientos maravedís por mi alma…[3] Desde el siglo XV, es fácil seguir su evolución a través de la documentación notarial que recoge numerosas ventas y donaciones en favor del hospital de malatos de La Rebollada[4] y cuyas rentas se sacaron a remate hasta 1836;bien avanzado nuestro siglo, justificándose en su mal estado, se derribó el edificio del que guardan su memoria una hermosa talla de S. Lázaro que se conserva en la actual iglesia parroquial y el denominado Barrio de la Malatería. Otro trozo de historia herida es la propia iglesia cuyos orígenes databan del siglo XII-XIII, que fue destruida en 1921 para levantar la actual, ahogada y hundida su perspectiva por la carretera; dentro de ésta y según Benjamín Álvarez (ob. cit.) cabían la antigua, el cementerio y un trozo del camino real, al otro lado del cual se alzaba un mesón. La actual conserva al exterior, unos canecillos muy interesantes y que proceden de la medieval; dichos canecillos se hallan profundamente degradados por la contaminación y la humedad.

Mieres del Camino se consolidó a partir del siglo XII como un importante núcleo de tránsito para los peregrinos. La ruta que entraba por La Peña y Oñón pasaba por delante de la iglesia románica de S. Juan. Se piensa que éste sería su segundo e incluso su tercer emplazamiento, después de trasladarse desde la Guareña[5]; el último emplazamiento medieval perviviría hasta 1927 en que fue derribada y literalmente picada para grava, edificándose en su lugar la que ahora -un templo de estilo historicista- podemos contemplar: la portada de la vieja construcción románica se salvó in extremis gracias al conde de Rodríguez San Pedro a cambio de 5.000 pesetas y fue trasladada a La Pedrera, finca de su propiedad en Gijón donde actualmente se conserva[6] como patrimonio de los Marqueses de Revillagigedo. Hace algún tiempo se consideró la posibilidad de una devolución mediante recompra al Ayuntamiento de Mieres, pero los actuales propietarios se negaron aduciendo que si bien se halla en un estado razonable, un intento de moverla podría afectarla muy seriamente. Yo pienso más bien que existe un temor fundado de que los responsables municipales de la cultura en Mieres, no respondan a la profesionalidad y sensibilidad que merece una obra de arte como la citada portada; y para el caso baste un ejemplo: algunas piedras de la iglesia románica, fueron halladas en esta década, abandonadas en una finca de Mieres y durante un tiempo, se expusieron en la Casa de Cultura de la villa; retiradas con posterioridad fueron arrumbadas en un cuarto de trastos viejos para luego ser tiradas a un callejón según cuenta con dolorida sencillez Ernesto Burgos. Ahora, bajo llave, esperan un lugar de honor en un Museo que políticos del Concejo son incapaces de poner en marcha.

Pero sigamos con nuestro Camino. La ruta tras cruzar la actual zona de La Pasera alcanzaba los pequeños caseríos de lo que más tarde sería La Villa, para cerca del lugar donde hoy se levanta el Mercado de Ganados y por frente a Requexao, cruzar el río Alier hoy Caudal para seguir a Santullano. Es esta zona a la que se refiere la documentación medieval al mencionar el puente y la alberguería de los siglos XII y XIV; por cierto, el puente conservó parte de sus poyos hasta los años 50 de nuestro siglo, pero como tantas otras cosas ya sólo queda en la memoria de unos pocos. El puente y la alberguería supusieron para la villa, un importantísimo manantial de recursos, pero también representaron para los vecinos no pocos quebraderos de cabeza: un diploma de 1233, nos da el nombre de Johannes Pelaiz, maestro de illa ponte, que sin duda realizaba obras de acondicionamiento del mismo, afectado por las numerosas riadas. En 1383, Juan I tiene que dar órdenes expresas desde Segovia, para que se repare el puente de Mieres por que han de pasar los romeros que van a Santiago e otras personas por el río e perescen en el dicho río por mangua de no estar reparada e adobada la dicha puente, debiendo cobrarse como peaje para contribuir a tal reparación dos dineros por la bestia mayor e un dinero por la menor a la yda e otro a la venida y encargándose al Obispo de Oviedo tal recaudación. Por cierto que esta historia del arreglo del puente trajo cola, negándose los vecinos de Oviedo a pagar, consiguiendo exención de peaje de Juan II en Diciembre de 1383, reclamando el Obispo de Oviedo, volviéndose atrás el Rey de lo dicho y retornando la razón al Obispo en Marzo de 1384. Un bonito chanchullo político de la época, mientras el puente, supongo, seguiría sin reparar. El tema de las rentas debía ser por otro lado algo muy goloso, puesto que ya en 1297, Martín Guterriz chantre de la Catedral de Oviedo, había sido excomulgado[7] por quedarse con dinero y bienes procedentes de las rentas del puente. Dichas rentas provenían de lo que pagaban por cruzar hombres y bestias cargados con paños, lienzos, cáñamo, cera, lana, pescado, leche y sus derivados, vino, salazones, azabache, frutas, hierro labrado, caballos y ganado ovino y bovino; también cruzaba y pagaba la sal, que por ser un bien escaso y caro, solía utilizar vías secundarias y secretas, casi caminos de contrabando.

Pero la ruta principal seguía desde Santullano, cruzando paralela a antiguas zonas de castros hasta Ujo, donde se podían encontrar otro puente y alberguería próximos a la iglesia románica de Sta. Eulalia, muy reformada actualmente, pero que conserva unos espléndidos capiteles externos con una portada muy sencilla dentro del estilo rural pero de gran belleza. En Ujo, se fecha un documento el 15 de Julio de 1285 donde Aldonza González, abadesa electa de San Pelayo de Oviedo, concede a Domingo Martiniz, una casa con su huerto junto al camino francés. Antes de seguir hacia La Pola de Lena, unida entonces a Mieres bajo la denominación de Conceyón, los caminantes podían desviarse momentáneamente hacia el valle de Cuna, para visitar las reliquias de Cosme y Damián, doblemente efectivos en el dolor y la enfermedad, por santos y por médicos. Eran bastante frecuentes estas desviaciones de la ruta principal para visitar lugares de interés; entonces como ahora, a los viajeros sean peregrinos o turistas, les gusta conocer lo más ampliamente que pueden los lugares que visitan[8].

La Carta Puebla que el 6 de Abril de 1266, concedió Alfonso X a los moradores del alfoz[9] que se extendía de Arbas al Padrún, con mercado semanal, amplias exenciones tributarias y protección frente a los desafueros señoriales, supuso para la zona el punto de partida de un notable desarrollo; se abría un largo periodo histórico donde Mieres, mantendría cierta identidad jurídica al contar con iuses, alcalles y homes buenos en sus reclamaciones ante el rey y como correa de transmisión de las decisiones del mismo y donde una nobleza segundona pero fuerte, vendría a protagonizar su devenir: así los Quirós, linaje originario del Concejo del mismo nombre, establecerán en 1474 su segunda Casa Fuerte (el torreón originario, perdido y reconstruido, se inscribe en el edificio del XVII) en lo que pronto será La Villa y tejerán una poderosa red económica y familiar por todo el centro de Asturias[10]. A partir del siglo XVI la Casa de Heredia extenderá su influencia desde Villarejo en Santullano por Turón, Cuna, Ujo y numerosos puntos de Oviedo, Salas y Siero[11]. También estarán presentes en esta nómina de privilegiados, familias y títulos como los Valdés, Ferrera, de la Rua… Junto a ellos los grupos de poder eclesiástico: los monasterios de S. Pelayo y S. Vicente de Oviedo, de Arbas y S. Isidoro en León, las Catedrales de Oviedo y León…

Alrededor de estos grupos, la población con un marcado modo de vida campesina y dependiente, se asentará en vicos o núcleos aldeanos (casas, hórreos y huertas) más allá de los cuales se extenderán las tierras de labor y las zonas de explotación común como los pastos y los montes. La villa, se caracterizará por un devenir semiurbano que dará acomodo a un pequeño sector artesanal y mercantil que vivirá para el Camino y los caminantes (peregrinos, comerciantes o pícaros) cada vez más numerosos[12]. Para ellos se establece toda una red de infraestructuras: puentes, albergues, hospitales…; la alberguería medieval de La Villa, que derivaría en época posterior en el Hospital de Santa Catalina y los numerosos mesones y paradas de posta que todavía se conservaban a principios de siglo, son un buen ejemplo de ello. Nuevos tiempos, nuevos modos: nace la villa nueva, situada como en el caso de Mieres con un claro carácter de villa itineraria y abierta; llegada de nuevas ideas y costumbres que propiciarán la lucha por los derechos y libertades; estallido de una economía en movimiento (mercancías que viajan, moneda circulante, ferias y mercados)… A principios del XVI, Diego de Muros, Obispo de Oviedo, deja en su testamento un legado para que se termine de abrir y mejorar el paso hacia Castilla por Pajares, que él mismo había mandado iniciar en su mandato para acrecentar el tráfico mercantil y la llegada de peregrinos y que suponía el primer intento de dotar a Asturias de unas buenas comunicaciones que favorecieran su apertura hacia el resto del país; por desgracia el intento no tuvo éxito y se perdió una oportunidad histórica de abrir la región a la Modernidad. No sería hasta finales del XVIII con Jovellanos y ya en el XIX con la industrialización, cuando se plantearan nuevas perspectivas, pero en la espera se habían perdido muchas cosas, entre ellas, gran parte de la memoria ancestral que la llegada de los nuevos tiempos no iba a beneficiar.

¿Cómo influyó el proceso industrializador en el Concejo de Mieres sobre el Camino de Santiago? Puede decirse que de una forma brutal. Los vestigios que hoy han llegado a nosotros, son tan sólo un pálido reflejo, del a su vez pálido reflejo que a finales del XIX había sobrevivido a otros avatares de la desidia y de la violencia humanas. Para quien conozca la zona o para quien sitúe sobre el mapa actual el croquis elaborado por Benjamín Álvarez en su obra, el resultado es desolador. Concretizándolo en varios puntos, cabe decir lo siguiente:

-la carretera de Jovellanos (la trazada en 1797) pasó en un 90%, sobre la antigua calzada romana, destrozando no sólo los estratos de la Edad Antigua sino buena parte de los asentamientos de época medieval, alterando en unos casos el perfil real del trazado (como en el caso de Copián) y cubriéndolo en otros

-la explotación minera en profundidad, alteró el 100% de los posibles yacimientos

-la misma explotación en superficie, dañó gravemente cualquier vestigio, al aplanarse grandes extensiones de terreno para servicio de los pozos; a ello se unió la acción degradante y usurpadora de terrenos de las grandes escombreras

-el sistema de lavado de carbón acabó con los antiguos molinos al instalarse los ingenios para llevar a cabo dicha tarea

-las necesidades de obtener mayor nivel de agua y proteger a los lavaderos de las riadas, hizo que se alterasen las márgenes del río y se construyeran elementos artificiales que alteraron su antiguo perfil

-el crecimiento poblacional y la necesidad física de espacio, sobre todo en la época desarrollista de los 60, alteraron también los vestigios del pasado

-actualmente -y aún comprendiendo la necesidad de unas buenas comunicaciones- la autovía A-66, ha significado otra alteración de importantes características no directamente sobre el Camino, pero si lo bastante cerca para haber destruido lo poco que quedaba de los caminos paralelos y secundarios

Además de estas alteraciones físicas sobre la ruta de peregrinos, hay que contar también con importantes pérdidas en el patrimonio mueble e inmueble, del que ya he hecho en líneas anteriores variadas referencias. Quedan muy pocos edificios significativos en el Concejo: algunas casonas solariegas, el Santuario de los Mártires y la iglesia de Sta. Eulalia de Ujo; el núcleo de S. Justo en el Valle de Turón, conserva una antiquísima ermita de más que probable culto precristiano y lo que se piensa fue un pequeño cenobio de benedictinos, guardeses de un rama de la vía principal de Santiago… Poco más. El resto fue sacrificado en aras del progreso o se actuó con ignorancia y negligencia cultural. El tema de la iglesia de S. Juan es un buen ejemplo de como no deben ser hechas las cosas; Sta. Eulalia de Ujo fue movida de su posición original para dar cabida a la estación de ferrocarril y destruida su factura original casi en un 80%, estando afectada actualmente por graves problemas de humedades, polución y ruidos dada la cercanía de la estación; la iglesia de los Mártires se destruyó en las convulsiones de la Revolución de Octubre y la Guerra Civil y hoy es una pálida reconstrucción; otro tanto podría decirse de Sta. Mª de la Rebollada… En cuanto a joyas, tallas y elementos similares, el balance también es escaso. Se conservan en las parroquias e iglesias rurales, algunas imágenes de factura digna pero de talleres modernos; las más antiguas son la de S. Esteban en el Santuario de los Mártires, las propias de los Mártires de Cuna, la de S. Lázaro en La Rebollada y las de los Stos. Justo y Pastor en el Valle de Turón, junto con un retablo de sencilla pero interesante factura; también en el Valle de Turón, en la ermita de la Crucina, se conserva una hermosa talla del llamado Cristo de la Paz[13]. En el interior de la iglesia de Ujo, por otra parte, se guarda una lápida mortuoria del siglo X, de un pequeño siervo del cenobio allí existente… Vuelvo a señalar, poco más: el resto, quemado, perdido o malvendido; la memoria colectiva repartida, la casa deshecha, la herencia desperdigada… Hemos sido muy malos administradores y estoy firmemente convencida de que nuestros sucesores no van a ser benévolos con nuestra labor. Por ello resulta imprescindible comenzar a actuar con mejores criterios.

En 1988 se consiguió recuperar para la capital del Concejo, la denominación del Camino que por derecho le pertenecía y que por desidia se había perdido. Lamentablemente, en diez años poco más se ha hecho por establecer una política de actuación para el Camino de Santiago a su paso por Mieres: así, se ha acometido una señalización pero muy escasa y a veces mal ubicada por ignorancia histórica; también con fecha de 21 de Abril de 1998, se ha incluido a Mieres dentro del Real Decreto que desarrolla Medidas Fiscales, Administrativas y de Orden Social sobre beneficios fiscales para el Año Santo Jacobeo de 1999, pero no me consta que desde las instancias políticas locales se halla elaborado algún tipo de plan o solicitud… Actualmente, al haberse incluido a Mieres en la Red de Municipios y Ciudades de la Ruta de la Plata, donde sí que existe un plan de actuación a distintos niveles, es posible que aprovechando el tirón, el Camino de Santiago se vea potenciado por la Vía de la Plata; al fin y al cabo, la misma ruta con distinto nombre ha sido el itinerario que ha forjado paso a paso nuestra historia. Una buena parte de la misma está lamentablemente perdida; otra parte puede mantenerse y reconstruirse con lo que por fortuna se ha podido conservar y con la mucha documentación que superado el paso del tiempo, nos habla con total claridad de nosotros mismos. Es hora pues de comenzar a reivindicar nuestro pasado si queremos sentirnos orgullosos del presente y ser capaces de crear un futuro digno para nuestros sucesores; porque sólo en el respeto de la cultura de un pueblo en todas sus expresiones está el verdadero progreso, la verdadera evolución de un país.[14]

 

[1]Aunque se ha considerado que el nombre provenía de su paso por ella de transportes de minerales, esta vía en época romana era conocida como Iter ab Emerita Asturica; el término posterior procedería del  árabe balath o BaLaTa que significa pavimento o camino pavimentado

 

[2]Aunque no menciona el camino asturiano, les recomiendo que lean para que se hagan una idea de la situación el llamado Codex Calixtinus o Guía del peregrino medieval. Se trata de un breve tratado mezcla de relato de viaje, libro de consejos morales y guía del peregrino jacobeo, que es una auténtica delicia que hará asomar a su rostro más de una sonrisa. Ha sido editado en castellano por el Centro de Estudios del Camino de Santiago en 1991.

 

[3]Sus padres fueron Pedro Álvarez, Mayordomo Mayor de Sancho IV, y Sancha Rodríguez de Lara, una dama de la alta nobleza leonesa. Segundón del matrimonio, astuto y oportunista, supo maniobrar políticamente para obtener un dominio claro sobre el centro-oriente de Asturias desde su plaza fuerte de Noreña y consolidó con los años su poder, primero como Adelantado Mayor (equivalía a gobernador militar y político) de León, Asturias y Galicia, cargo en el que obtiene numerosas prerrogativas económicas y luego, como Mayordomo Mayor del rey Alfonso XI en 1320. Su testamento en 1331, contando 60 años, revela el inmenso poder que había atesorado. A su muerte en 1334, su señorío asturiano lo heredará Enrique de Trastámara, hijo bastardo del rey.

 

[4]En muchos casos la lepra fueron molestas pero simples afecciones de la piel (eccemas, soriasis, pelagra…) en las que el desconocimiento para tratarlas y el miedo, sirvieron para condenar al aislamiento a no pocas personas.

[5]El historiador Ernesto Burgos, dentro de la serie que publica en el diario La Nueva España sobre patrimonio del Concejo, da como lugar de ubicación las cercanías de la Academia Lastra. Es más que posible; muy cerca se levantarían más avanzado el Medioevo, el puente y la alberguería, y en el siglo XVII se hace en el mismo entorno, referencia a la Ermita de Sta. Marina que en el XVIII se cita desaparecida por las avenidas del río. Las crecidas del Caudal fueron posiblemente la causa del traslado de la iglesia de S. Juan a terrenos más seguros.

[6]Esta portada es bellísima en la decoración de sus capiteles y arquivoltas, especialmente en la arquivolta que se trabajó con lo que se ha llamado cabezas de pico, cabezas de ave o cabezas rostradas, asociadas en Asturias con el RománicoInternacional y que presentan tipología e influencia de Normandía, Irlanda y países nórdicos, de los que llegaron a Asturias por la costa, extendiendo luego su influjo al interior.

 

[7]La pena de excomunión de la época no se refería sólo a no poder recibir el Sacramento, sino que suponía un total ostracismo social para el excomulgado. Que todo un chantre de la Catedral se arriesgara a tal pena, indica que los beneficios debían de ser sustanciosos.

 

[8]Un documento del siglo XVII, nos ofrece otra de estas desviaciones; en él, fechado el 31 de Octubre de 1635, en Peñule,Magdalena de Muriellos, viuda y vecina del lugar, vende a Pedro Lobo, el mozo, carpintero de profesión, entre otras cosas un pumar fondero que está en el canto del camino francés que viene por el Valle de Turón. No es arriesgado pensar que un santuario tan antiguo como el de los Stos. Justo y Pastor de Turón, fuera objeto de una de esas desviaciones de la ruta principal.

 

[9] El alfoz era el territorio sometido a la misma unidad jurídica, administrativa y económica, dependiente de un núcleo de influencia.

 

[10]En los años siguientes a su establecimiento en Mieres del Camino, los Quirós aumentan su poder y extienden sus lazos de sangre, por todo el Principado. A su coetáneo, Gonzalo Bernaldo de Quirós, lo llamaba la reina Isabel I, el rey chico de Asturias, quizás porque como el de Granada, le daba no pocos quebraderos de cabeza; y cabe pensar que Isabel tenía buenas razones para preocuparse por el representante de una familia que tenía como divisa de su escudo la frasedespués de Dios la Casa de Quirós, que todavía campea en su casa solariega, hoy Instituto de Enseñanza Secundaria de Mieres. También los Quirós sustituirían con el paso del tiempo a la Iglesia, en el dominio económico de la zona.

[11] Procedían de Pastrana (Guadalajara) y será Alonso de Heredia en 1587, el que funde el Mayorazgo de este apellido. Alonso era hijo de Bernardo de Heredia, El Viejo, quien había levantado la casona familiar en Villarejo en 1545.

 

[12]El 6 de Julio de 1481, el Cabildo de la Catedral de Oviedo, encarga al artesano Gutierre González de Mieres, 25.000 insignias de estaño, para los peregrinos que acudan al jubileo de la Cruz. Si tenemos en cuenta las comunicaciones de la época y el índice de población, el porcentaje es altísimo, ya que el encargo era sólo para ese año y esa celebración. Algunos cálculos bastante fiables, dan un número de 200.000 peregrinos por año.

 

[13]En la Revolución de Octubre se destruyó la antigua ermita y el Cristo sufrió graves daños; es fácil seguir en la talla lasheridas cicatrizadas.

[14] A fecha de 2010, la “res pública” sigue en la misma tónica. Por cierto, si el Principado de Asturias ya inscribió a la capital del Concejo, como Mieres del Camín en el Nomenclator oficial, ¿a que espera el Ayuntamiento para poner los indicadores adecuados en las entradas de la ciudad y pedir a Fomento que haga lo mismo en los indicadores de la autovía?