
Miniatura de la Nuova Cronica (Biblioteca Vaticana)
Tras la muerte del Papa Clemente IV en 1268, se desató una lucha política interna entre los cardenales, que eran afines a distintos partidos (Anjou o carolino, gibelino o imperial, la facción Orsini y la facción Annibaldi). Posteriormente, los cardenales electores se dividieron entre los partidarios de Carlos de Anjou (rey de Nápoles y Sicilia) y los partidarios de prominentes familias romanas, que se oponían a los intereses de Carlos en Italia. Los cardenales reunidos en Viterbo (la ciudad en la que había muerto el anterior Papa) residencia de verano del Pontífice y lugar de refugio alejado de la turbulenta Roma, se lanzaron a la tarea de elegir a la cabeza de la Iglesia. Los cardenales se juntaban una vez al día para la votación y luego regresaban a sus alojamientos, donde seguían con su vida habitual.
A finales de 1269, después de varios meses de estancamiento, el Podestá (Alcalde) de Viterbo, encerró a los cardenales (clausi cum clave) en el Palacio Papal hasta que tomaran una decisión, pero las cosas continuaron en un tira y afloja sin solución porque las fuerzas estaban igualada y las condiciones del encierro eran razonables.
En Septiembre de 1271, ante el bloqueo, los cardenales eligieron a un comité de seis miembros para favorecer la elección, pero tampoco se llegaba a un acuerdo. Fue entonces cuando los magistrados de la ciudad, tomaron la decisión de reducir los suministros, haciéndoles llegar sólo pan y agua y racionando la provisión de leña, incluso uno de los cardenales sugirió quitar el techo “porque sino el Espíritu Santo nunca llegará a nosotros”. A comienzos del otoño, fue elegido, Teobaldo Visconti, el futuro Gregorio X, que se encontraba en San Juan de Acre, metido en los líos de la Octava Cruzada.